MADRID.— El argentino Gustavo Santaolalla, un hiperactivo artista con dos premios Oscar en su haber por las bandas sonoras de Secreto en la montaña y Babel, trabaja ahora en registrar el paisaje sonoro de Madrid, la capital de un país con el que tenía una “deuda personal”.
Para ello, dirige un taller con estudiantes de la madrileña escuela de artes TAI, con quienes ha salido a lugares emblemáticos para grabar imágenes y sonidos ambiente, que se completarán con música compuesta específicamente, para plasmar “el espíritu de Madrid”, explica el músico y productor en entrevista.
En un estudio del TAI, Santaolalla, con su barba y su cabello canos, se sienta junto a varios estudiantes para repasar en una gran pantalla de una computadora las imágenes que grabaron del icónico Palacio de Cibeles, como la luz del amanecer sobre su tejado, una multitud de peatones frente a su puerta, sus amplios salones que albergan salas de exposiciones…
“Guarda siempre acordes finales, nunca sabes cómo puedes usarlos después”, le sugiere el músico a María Díaz, a cargo de componer la banda sonora que acompañará al video, mientras suenan unos delicados acordes de guitarra, que recuerdan a composiciones de Santaolalla, como las del videojuego y serie de televisión posapocalípticos The Last of Us.
Un “universo sonoro”
Santaolalla tenía desde hacía años la “idea de estar en un proyecto en donde se trabajaran la imagen, el sonido y la música simultáneamente”, para “descifrar también lo que nos rodea de una manera musical”.
Es “tener una actitud contemplativa frente al universo sonoro que nos rodea”, pero sin caer “en el documental turístico, para vender”, abunda el músico, quien ha trabajado hombro a hombro con los estudiantes en la captación del paisaje sonoro en sitios como el Metro, el parque del Retiro y en el mercado de La Cebada.
Hacerlo en Madrid obedeció a una “deuda personal” que tenía con España.
“Hay una parte muy fuerte de mi identidad que es española (…) Mi abuelo era andaluz y mi abuela era vasca. He sentido, sobre todo en los últimos años, en la última década (…) una especie de deuda personal con España (…) Sentí la necesidad y siento la necesidad de acercarme al comienzo de mi raíz”.
Además, ya con 72 años, el inquieto músico, que ha formado parte de conocidas bandas, ha producido importantes discos de artistas latinoamericanos como Juanes, Julieta Venegas y Café Tacvba y ha compuesto la banda sonora de una larga lista de películas, tenía la inquietud de “transmitir algunas de las cosas que he aprendido” a los estudiantes.
Por ejemplo, a trabajar “el error como acierto”, dice el músico al que le gustan las disonancias que pueden terminar siendo “notas perfectas”; el “uso del espacio y del silencio”, dos elementos muy presentes en sus bandas sonoras; y “la pasión y el entusiasmo por lo que uno hace”.
“Humildad”
En el sentido contrario, el artista se nutre de “los frutos de la inexperiencia” de los jóvenes, que le ofrecen nuevos puntos de vista.
“Lo primero que yo les he dicho es que (…) venimos a aprender juntos. Vamos a tirar ciertas ideas, ciertos conceptos y vamos a trabajarlos juntos. Y obviamente, si esta experiencia es rica, ustedes se van a ir con algo nuevo. Y yo también me voy a ir con algo nuevo”, abunda.
Un enfoque que valoran los estudiantes.
“Desde la humildad, siempre nos está enseñando todo lo que puede ofrecernos (…), pero también nos deja que nosotros experimentemos y (…) nos intenta indicar por dónde podríamos seguir”, relata María Díaz, quien afirma que a sus 21 años no se imaginaba trabajando “con alguien tan grande como él”.
Santaolalla va a estar un mes en Madrid dictando el taller, tras lo cual regresará a Los Ángeles, donde reside, pero seguirá trabajando a distancia en el proyecto, cuyos resultados serán presentados probablemente después del verano, en Buenos Aires y Madrid.
El plan es llevar esta iniciativa a “otros lados”, agrega Santaolalla, hiperactivo artista quien actualmente trabaja en música nueva de su grupo de tango-fusión Bajofondo, y diseña junto a un luthier argentino ronrocos, un instrumento de cuerdas andino, que él ayudó a popularizar con sus composiciones.
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