🔸 El colapso de ambos edificios dejó casi tres mil muertos y marcó un antes y un después en la historia de la seguridad estructural y aeronáutica de los Estados Unidos
#INTERNACIONAL. Las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York fueron construidas en la década de los 60 con la capacidad de soportar el impacto de un avión Boeing 707, el más grande de la época. Sin embargo, los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, en los que se utilizaron aviones Boeing 767, provocaron el colapso de ambas torres, dejando casi tres mil muertos y marcando un antes y un después en la historia de la seguridad estructural y aeronáutica.
Antes del ataque, las Torres Gemelas ya habían demostrado su capacidad de resistencia ante otros incidentes. En 1975, la Torre Norte soportó un incendio que afectó varios pisos, y en 1993, un atentado con bomba en el estacionamiento subterráneo causó graves daños estructurales, pero las reparaciones permitieron que los edificios continuaran en pie.
Sin embargo, el ataque del 11 de septiembre fue diferente. El impacto de los aviones, aunque los Boeing 767 no eran significativamente más pesados que los 707, fue devastador debido a la manera en que chocaron con las torres. Al estrellarse, los aviones rompieron la protección contra incendios que cubría los núcleos de acero de las torres, dejándolos expuestos y vulnerables.
El segundo factor crítico fue el fuego. Los aviones llevaban consigo casi 40 mil litros de combustible, lo que provocó incendios en varios pisos de las torres. Las altas temperaturas, que alcanzaron hasta mil grados Celsius, causaron la expansión y ruptura de las ventanas, permitiendo la entrada de aire que avivó las llamas. Estas condiciones extremas debilitaron las vigas y columnas de acero, causando que se dilataran y se separaran de sus losas.
A medida que las vigas y columnas cedieron, las estructuras externas comenzaron a pandearse hacia afuera y las internas hacia adentro, lo que terminó por romper los pernos que mantenían unida la estructura. Este fallo en cadena provocó el colapso total de ambas torres, convirtiéndolas en escombros en cuestión de segundos.
A pesar de la devastación, los incendios en los restos de las torres continuaron ardiendo durante más de 100 días, alimentados por los materiales inflamables de las oficinas. Se requirió un esfuerzo constante de las autoridades para mantener el fuego bajo control y evitar su propagación.
El colapso de las Torres Gemelas dejó lecciones profundas sobre la vulnerabilidad de las estructuras ante ataques de esta magnitud, llevando a una revisión exhaustiva de los estándares de construcción y seguridad en todo el mundo. Hoy, su sucesor, el One World Trade Center, ha sido diseñado para superar ampliamente los requisitos de seguridad actuales, en un esfuerzo por prevenir una tragedia similar en el futuro.
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